Claves para elegir un buen hotel
¡Llega el momento de las vacaciones! Momento también de decisiones. Tras la elección del destino deseado, la cual no siempre es fácil, llega la segunda elección, la del hotel, el lugar donde nos vamos a hospedar y que se convertirá en nuestra “casa” por una pequeña temporada. Precisamente por eso, tenemos que encontrarnos cómodos en ella. El hotel es el lugar donde descansas, donde “desconectas”, por lo que es muy importante que nos haga sentir a gusto en él. Además, muchas veces puede influir en el modo de recordar un viaje, por lo que, cuanto más agradable sea tu experiencia allá donde te alojes, mejor recordarás tus vacaciones.
Pero debido a la gran oferta hotelera, ésta no es una labor fácil. ¿Qué criterios debemos seguir en la elección de nuestra residencia vacacional? Es muy importante tener claro:
– ¿Cuál es la intención de nuestro viaje?
Factor de mayor importancia, pues condiciona enormemente el tipo de alojamiento. Si pretendes realizar un viaje cultural, en el que vas a visitar una gran ciudad, y en la que vas a estar la mayor parte de tu día en la calle, explorando la misma; te conviene un hotel más modesto o sencillo, pues no vas a destinar demasiado tiempo a permanecer en él. Además, en este caso, no sería demasiado importante concentrarnos en que el hotel tenga un buen restaurante, pues en la mayoría de ocasiones saldremos a comer o cenar fuera.
Sin embargo, ocurre lo contrario si lo que buscas es un turismo de relajación. Si pretendes pasar más tiempo del día descansando y relajándote en el hotel, debes concentrarte más en las características de éste, así como las de sus habitaciones; ya que será donde transcurras la mayor parte del tiempo. Concéntrate en buscar hoteles confortables, con habitaciones acogedoras, servicio de restaurante completo y de calidad, piscina, spa, incluso gimnasio; es decir, hoteles que te permitan hacer “vida” dentro de ellos, sin necesidad de salir en caso que te apetezca. Incluso busca hoteles que organicen actividades ellos mismos, como actividades de ocio, animación, etc, sobre todo si viajas con niños. Todo esto es más fácil de conseguir si buscas complejos hoteleros o resorts.
En los casos de viajes de negocios, se debe considerar que después de una jornada de trabajo, reuniones o congresos, los asistentes a éstas se encontrarán cansados, con lo que posiblemente deseen descansar. En estos casos, se debe concentrar la atención en buscar hoteles cómodos, con habitaciones acogedoras y con medios suficientes para que los huéspedes se relajen y cojan fuerzas para el día siguiente, desconectando del estrés que pueda conllevar sus actividades durante el día. Sería interesante, también en estos casos, concertar hoteles que dispongan de salas de reuniones, wi-fi o incluso ordenadores desde los que poder trabajar y acceder a internet.
– Ubicación
¿En qué zona reservar un hotel? Volvemos a la clave anterior. Todo depende de nuestro tipo de turismo y objetivos del viaje. Si el viaje es de negocios, interesará que el hotel se encuentre cercano a la zona donde se realizarán estos mismos, o los congresos a los que asistirán los interesados. Si bien se desea un turismo cultural, interesará buscarlo en una zona céntrica, desde la cual poder acceder con la misma facilidad a cualquiera de los puntos o barrios de la ciudad. Si se desea un turismo de playa o montaña, interesa que esté bien cercano al motivo de la visita, es decir, situado en primera línea, o cercano al mar o río. En caso que el objetivo del viaje sea la relajación, buscaremos un entorno tranquilo, puede que alejado de los núcleos urbanos e incluso en parajes “en medio de la nada” que garantizan al máximo la desconexión del “mundo real”.
Si buscamos un turismo romántico, buscaremos un entorno que garantice unas buenas vistas desde el hotel, y en caso de que busquemos un turismo con fin específico, lo principal es que el hotel se encuentre cercano o bien comunicado a éste (cerca de un parque de ocio, estadio de fútbol o centro comercial).
– Transporte
Es importante considerar el medio de transporte que utilizaremos para movernos por el lugar de vacaciones elegido. Si vamos a recorrer y visitar la ciudad, conviene elegir un hotel que esté situado en el centro de la misma, para poder recorrer gran parte de ella a pie, o que esté bien conectado con las líneas de metro o autobús que permitan acceder a los diferentes puntos, barrios y zonas de ella.
Si nuestro turismo es de montaña, o de playa en lugares donde las calas se encuentran escondidas en la montaña (sobre todo en el caso de islas), conviene alquilar un coche; con lo que la proximidad del hotel a la ciudad no sería del todo relevante.
En el caso de viajes de negocios, se debe tener en cuenta la cercanía del hotel al lugar de trabajo/congresos, de tal manera, que se pueda acceder a pie al mismo, o con un medio de transporte público con el que realizar el menor número de cambios/trasbordos posibles. En viajes de negocios en los que la mayor parte del tiempo se pase en el hotel, se pueden elegir hoteles próximos a los aeropuertos o estaciones de trenes a los que se llega, ya que así se evita perder tiempo y dinero innecesario trasladándose al centro.
– Capital.
El factor monedero es de vital importancia a la hora de elegir un hotel. Según el presupuesto, podremos optar a más o menos servicios. Cuanto más elevado es el precio, mayor los servicios que ofrecen, y por tanto la calidad de sus instalaciones y del lugar. En los viajes de relajación, se suele invertir más capital, ya que al necesitar un hotel con diversos servicios, el precio aumenta. Lo mismo sucede con los viajes de negocios, donde sobre todo, cuando lo organiza y financia la empresa, no puede ofrecer a sus empleados una calidad media. Sin embargo, cuando lo organizamos a modo “mochilero”, pretendiendo estar todo el día fuera del hotel, podemos elegir la opción de invertir menos dinero en el alojamiento, y reservar un hostal, albergue o pensión, que en general, cubre nuestras necesidades de alojamiento básicas, y en muchos casos, presenta una calidad muy aceptable.
En el caso de los hoteles más caros, no hay que pagarlo sin antes explorarlo un poco, busquemos una buena relación calidad/precio, pues a veces, nos exigen un precio que sobrepasa enormemente los servicios que ofrecen, y no debes pagar más, sin recibir lo suficiente a cambio.
– Flexibilidad en el modo de pago/Cambios en la reserva
Hoy en día, tenemos las agendas tan llenas y sometidas a cambio, que es muy normal reservar unas vacaciones, y luego no poder acudir a ellas en la fecha convenida. Por ello, es muy importante cuando hagas la reserva, que el hotel te ofrezca la posibilidad de cambiar tu fecha, o incluso de anularla en caso que fuera necesario, sin cobrarte ningún cargo. Esto te garantiza una confianza y cierta tranquilidad en el momento que realizas la reserva, ya que sabes que en caso de imprevisto, no serás sancionado.
Es importante fijarse en la forma de pago, ya que hay hoteles que te hacen pagar con anterioridad a tu llegada (la estancia completa, o parte de ella, a modo de señal), pero hay otros, que te permiten pagar después, dándote la posibilidad de conseguir hasta entonces el dinero, que puede que no dispongas en el momento de realizar la reserva.
Es bueno informarse de si se puede pagar con tarjeta o en efectivo, y de si se encuentran cajeros cercanos. Cuántas más posibilidades te ofrezca el hotel, más puntos gana para que te decantes por él.
– Servicios Especiales
Es también muy importante que el hotel disponga de servicios especiales, que se puedan adaptar a situaciones personales de cada huésped. Por ejemplo, que dispongan de rampas para minusválidos, servicio de guardería, o incluso menús para vegetarianos, diabéticos o celíacos en su restaurante.
Te aconsejamos, antes de realizar tu reserva, que consultes todos estos aspectos en la página web del hotel, así como leas los comentarios que han dejado otros clientes del mismo sobre su experiencia en ellos, y que puedes encontrar en blogs o plataformas virtuales.
Con esto ya solo nos queda desearte, ¡feliz estancia! Y ¡Felices vacaciones!
Categorías: consejos
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